Reneé Farca es una pintora mexicana con un largo proceso de aprendizaje que la ha consolidado como la artista que es hoy. Tuvo que pasar por un muchos estilos para empezar a encontrar un camino propio, y cuando lo halló, supo que su vocación era no estancarse en él. Por eso se ha dedicado a seguir explorando.
Actualmente está trabajando en estilo más abstracto que ya empezaba a anunciar desde su serie "Siluetas en la Estación", que es la obra que analizaré en este ensayo crítico. En esta serie realiza una abstracción de la arquitectura, dejando en el lienzo la estructura de la misma, como la base de la que se aferra. Ella explora, pero como todo lo que implica un riesgo, implica a su vez un miedo, deja en su obra un rastro de lo que le brinda seguridad. Así puede seguir intentando nuevos estilos sin sentir la inseguridad propia del lienzo en blanco. Así ahora Renée dio otro paso en su carrera, pues sus últimas pinturas empiezan a dejar de lado las extructuras arquitectónicas, para explorar a fondo la abstracción.
Y aunque quizá esto sea menos accesible para el espectador, la ventaja que nos da su pintura es su apertura interpretativa, cualidad que ella imprime en sus obras intencionalmente, como lo que ella misma denomina como misterio.
Es a partir de la intención de Renée Farca y de los que sus cuadros expresan, que decidó analizar esta serie de "Siluetas en la Estación", haciéndolo a partir de la idea del tránsito. Como base teórica, opté por la teoría de Marc Augé acerca de la sobremodernidad y los "no lugares", por la posibilidad que tiene esta serie pictórica de insertarse en un discurso contemporáneo, que evidencia la situación actual del individuo.
Toda representación del individuo es necesariamente representación de su vínculo social, pero el de los personajes de "Siluetas en la Estación" es de difícil acceso pues está conformado de sombras y de anonimatos. Sin embargo, a la vez es accesible pues ese anonimato es un punto en común, un vínculo entre los deambulantes, entre quienes transitan.
La pérdida del sujeto en la muchedumbre era uno de los aspectos constitutivos de la modernidad; pero su absorción por el anonimato del no lugar es propia de la sobremodernidad. Ésta encuentra su expresión en los no lugares. ..."Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá en no lugar"...
Los no lugares consisten en las instalaciones necesarias para la circulación de personas y bienes; así como en los lugares de tránsito; cuya acelerada multiplicación es propia de una época caracterizada por el exceso.
Aquí es donde entra la obra de Renée; en ella observamos estaciones ferroviarias, es decir, lugares de tránsito habitados (porque también son habitables), por sombras, por individuos sin identidad.
La ausencia de identidad modifica la idea de conciencia individual haciendo de
estos paisajes, experiencias de soledad. Los habitantes deambulan, pues aunque
los lugares de tránsito son habitables, no son una residencia. Transitan, pero
aunque lo hacen en grupo o en pareja, se encuentran solos.
Por eso no tienen rostro, por eso son sombras, por eso carecen de identidad;
porque son como extranjeros de paso en un lugar (o no lugar) que no requiere
conocer quienes son.
Analizando esta idea, es imposible no leer las pinturas de esta serie, dentro de un contexto actual. Ahí en el anonimatoes donde se esconde el hombre de hoy. Quizá no es la intención de Renée reflejarlo, pero lo refleja. Quizá el texto de Augé no es fiel a su pintura, pero tiene conceptos cuyo rescate puede aplicarse al tema de la obra.
Y también quizá este ensayo permita entrar a "Siluetas en la Estación" con otra mirada, pues una nueva interpretación puede enseñar a mirar, al meno esa es la esperanza.